Físicamente destacan por sus espinas, que son pelos huecos repletos de proteínas para darles rigidez. Las espinas no son venenosas ni están afiladas como en el caso del puerco espín, y al contrario que éste, no se desprenden con facilidad del animal. Sin embargo sí que se sueltan las púas de los jóvenes cuando las reemplazan por las púas de adulto durante el primer año de vida. En períodos largos de estrés o bajo alguna enfermedad también pueden perderlas.
Cuando se ven amenazados los erizos son capaces de enrollarse sobre si mismos formando una bola de púas. La efectividad de esta habilidad depende del número de púas que posean. Es por eso que los erizos del desierto, que han evolucionado para ser menos pesados, prefieren huir o incluso atacar al intruso con sus púas que confiar en su defensa de enrollamiento.
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